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  • br Universalismo cosmopolitismo y pol ticas culturales La co

    2019-04-25


    Universalismo, cosmopolitismo y políticas culturales La conciencia universalista y el cosmopolitismo han sido productos de los movimientos y de los intercambios cada vez más acelerados de nuestro mundo. Desde las expansiones mercantiles y católicas del siglo xvi, los parámetros y los referentes asociados al universalismo y al cosmopolitismo han variado y aunque estos términos no se corresponden del todo, sí han transitado en sentidos muy cercanos. Cuando se habla de universalismo, como señaló Immanuel Wallerstein, lo que está en juego es el respaldo ideológico que sustenta la injerencia de unos pueblos en otros. Según este crítico, las disputas entre las concepciones sobre los diseños universalistas se remiten ketone bodies las polémicas que desató la empresa de invasión imperial española, protagonizadas por Bartolomé de las Casas y Juan Ginés Sepúlveda. El primero, desde una perspectiva universalista europea, defendió el ketone bodies autoproclamado derecho de expansión del orbis universalis christianus; el segundo, desde un universalismo menos asimétrico, lo cuestionó. Desde entonces, el universalismo se ha asociado al ímpetu de expansión e implantación de una cultura en detrimento de otra o bajo el imaginario de que es necesario llenar un vacío cultural. Ahora bien, si seguimos la síntesis de Ottmar Ette sobre el devenir histórico de las ideas asociadas a la conciencia universal, que han respaldado empresas culturales, y corriendo el riesgo de ser algo esquemáticos, podemos saltar al siglo xviii, cuando en medio de una nueva fase de expansión colonial, encontramos nuevos sentidos y distinciones asociados a la universalidad de la civilización occidental. Una de las formas más difundidas y aceptadas de entender el universalismo fue la defendida por Hegel y Goethe que, como el universalismo de Sepúlveda, defendió la legitimidad de expansión unidireccional, pero en este caso no se trataba del cristianismo, sino del espíritu occidental. Hegel y Goethe, como Kant, confiaban en la existencia de un espíritu estructurador de todas las dimensiones de las sociedades humanas: era el espíritu que sustentó el impulso imperial de las grandes potencias industriales. En contraste, el naturalista Alexander von Humboldt subrayó la necesidad de tener una conciencia universal, es decir, una idea de lo que era la totalidad del mundo habitado y una noción clara de su diversidad por medio de la experiencia y el conocimiento empírico. Según Ette: “el Weltgeist (espíritu universal) de Hegel se orientaba en el Weltanschauung [concepción del mundo, acuñado por Kant] sin la conciencia universal, sin el Weltbewusstsein [conciencia universal] (empíricamente fundado) de Humboldt”. De modo que el universalismo, bien sea desde contornos expansionistas o como una conciencia universal basada en la experiencia, tiene un carácter unidireccional que ha justificado por varios siglos, como lo señaló Wallerstein, la injerencia de unos pueblos sobre otros. El cosmopolitismo, en contraste, se asocia con actitudes o políticas culturales que asumen los intercambios internacionales, o entre pueblos heterogéneos, en términos menos asimétricos e, incluso, se cree que estos intercambios pueden llegar a hacerse de manera horizontal. En este sentido, el cosmopolitismo como política cultural lleva una carga utópica. Así lo entendió Alfonso Reyes en la primera mitad del siglo xx, quien en ese entonces no dudó en diseñar un cosmopolitismo basado en la experiencia del continente americano en diálogo con el humanismo clasicista. El cosmopolitismo que acuñó, sin dejar de ser eurocentrista, apuntaba a la defensa del trabajo intelectual que contribuyera a pensar la unificación en la diversidad. De ahí que, aclare Reyes que, “la unificación no significa la renuncia a los sabores individuales de las cosas, a lo inesperado, y aun a la parte de aventura que la vida ha de ofrecer para ser vida”. Esta connotación utópica del término pervive en trabajos recientes como Cosmopolitanism: Ethics in a World of Strangers, de Kwame Anthony Appiah, que parte de la pregunta por cómo encontrar soluciones para la convivencia en espacios donde la diferencia cultural se traduce en tensión, radicalización y violen- cia. También está en la base de los artículos recogidos en Cosmopolitanism, volumen editado por Carol Breckenridge, Sheldon Pollock, Homi Bhabha y Dipesh Chakrabarty, donde se recuperan cosmopolitismos de sectores periféricos de los centros imperiales o de pueblos ajenos a la cosmovisión occidental. Tanto en el primer ensayo como en la antología, la discusión sobre el cosmopolitismo, que no está libre de ambigüedades, se inscribe en polémicas que cuestionan los límites de ideas asociadas a la ética y a la moral del mundo occidental, y que llegan a poner en tela de juicio los principios de justicia o los derechos asociados a la ciudadanía.