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  • citco Uno de los poemas extensos de Paz que muestra

    2019-05-08

    Uno de los poemas extensos de Paz, que muestra con perfección esta poética de la estructuración espacial es “Vuelta”, publicado por primera vez, en forma suelta, al retorno del poeta citco México en 1971, e incluido después en el poemario de mismo nombre ( 1976). En unas de las páginas más notables de su estudio, Verani analiza la estructura del poema, la que presenta marcas de palimpsesto, haciendo traslucir cinco poemas incorporados. Observa Verani al respecto: “Paz retoma versos de ‘El retorno maléfico’ de Ramón López Velarde, de su propio poema ‘Crepúsculos de la ciudad’ y de dos poemas orientales, un haiku japonés de Masaoka Shiki y un poema chino de Wang Wei” (140). La superposición y modificación de estos poemas dentro del poema que los incluye, lleva a una fragmentación del texto y del fluir sintagmático con consecuencias para su lectura. Según Verani, “la lectura lineal es reemplazada por una correlación paradigmática de voces que invaden el texto […], creándose un entretejido verbal y cultural que suscita una lectura múltiple” (140). Con precisión, Verani describe el carácter estructurante del espacio en la poesía de Paz hasta sus últimas manifestaciones en pasando por “Noche de San Ildefonso” (1976) y (1974/1978). Según el crítico, el poema extenso “Carta de creencia” es la “culminación y suma” (182) de la obra poética de Paz. Es el poema central del último libro de poesía del poeta y “cierra el volumen” (183), como, al mismo tiempo, el análisis de este poema cierra el libro de Verani con la excepción de que, como buen crítico, Verani añade al final de su estudio una bibliografía (201–211), así como un índice muy útil de poemas y poemarios citados (213–216). Verani ha escrito un libro esclarecedor, acerca del que, tal vez, solo quepa una reflexión suplementaria respecto de la conceptualización del poema paciano como caminata. En su indagación en la poética del autor, Verani se atiene por lo general (con la excepción de 128–133) al plano de contenido de los poemas estudiados. Por natural que esto sea, no me parece suficiente. Los temas de la poesía de Paz son, en realidad, pocos y, además, recurrentes, lo cual significa que importa casi más su variada expresión, y, desde el punto de vista del análisis crítico, la vía de lograrla. Es obvio que el verso de Paz —y esto vale antes que nada para los poemas largos— se desarrolla mediante procedimientos de sustitución por similaridad (metáfora) y/o de extensión por contigüidad (metonimia). En los poemas no solo se narra la historia de un ir / andar / caminar o de un deambular / vagar entreverado de descripciones y reflexiones, sino que esta narración, asimismo, evidencia un proceso itinerante de exploración de las posibilidades de expresión del lenguaje. Generalmente, en la escritura del poema, las diferentes etapas de esta exploración quedan a microevolution oscuras. Son los resultados de un acto de elaboración guiado por la inspiración. Pero el continuo trabajo de revisión posterior de los versos por parte del poeta aún en el caso de algunos poemas de madurez como (1975/1978) llevan a pensar que el ritmo particular de la caminata que transmiten los poemas de Paz solo se logró gracias a una cuidadosa relectura a pesar del importante papel que Paz le concede al dictado de la inspiración. En mayor grado que el estudio de Verani, el libro de Evodio Escalante es conjuntamente un estudio de teoría e historia literaria, o, mejor dicho, de crítica en el sentido del verbo griego (krinein = “distinguir”, “discernir”, y de ahí, “juzgar”). Consta de un prefacio y siete capítulos, más una bibliografía de referencias y obras citadas. En el primer capítulo (“El camino de Octavio Paz hacia 11–56), Escalante analiza la solución, inspirada en de Heidegger, que Paz da en (1956) al conflicto del decir poético entre acto racional y dictado del inconsciente, un conflicto que le había preocupado al poeta desde la época de la revista . No puede tratarse de resumir aquí el denso análisis de Escalante, el que identifica al filósofo alemán (a quien Paz leía en la traducciones de citco José Gaos) como “padre espiritual” (33) del tratado. Baste con decir que en la medida en que conceptualiza el acto poético, incluso más allá de las ideas de Heidegger, como un ir al encuentro de la “otredad”, el tratado de Paz manifiesta al mismo tiempo la voluntad del autor de demarcarse de la poética de (1944) de Alfonso Reyes.